En cuanto salió, Regina contestó la llamada y se llevó el celular a la oreja. Del otro lado de la línea, Andrea la molestó:
—¿Qué tal? ¿Muy rica la paleta?
Regina caminó hasta la ventana del fondo, divertida.
—¿Cómo sabes?
—¿Cómo más? Alguien anda de cursi en redes sociales y me tocó verlo.
Supo que ese alguien era Sebastián. Seguro había vuelto a publicar algo.
—Pero qué valiente tu Sebastián, ¿eh? Sabe perfecto que los paparazzi lo traen en la mira y aun así se atreve a subir esas cosas tan obvias. Con eso los va a alborotar a todos, no me sorprendería que pronto los descubran.
Al escucharla, Regina también se preocupó.
—Si no piensan hacer oficial lo suyo, dile que le baje dos rayitas. Si no, me preocupa que te vaya a meter en problemas.
El comentario de Andrea era sutil, pero entendió el mensaje. En el mundo del espectáculo, las relaciones eran frágiles; una vez que salían a la luz, estaban condenadas al fracaso.
La mayoría de las veces, la exposición mediática significaba un desas