Beatriz Figueroa arrugó la frente.
—O sea que hiciste todo esto por ayudar a Gabriel, ¿eso me estás diciendo?
—Si no fuera por él, ¿crees que le habría metido tanto dinero?
—Y entonces, ¿por qué Silvia le está echando la culpa a nuestra familia? Dijo que si no quitamos la película de cartelera, los Solís van a cancelar todos sus negocios con nosotros, aunque tengan que pagar penalizaciones. ¡Y los Valderrama también...!
Los lazos comerciales entre las familias Figueroa y Solís eran complejos y numerosos, con muchos proyectos ya en marcha. Si se detenían de golpe, sería casi imposible para los Figueroa encontrar otra empresa con la capacidad de los Solís para tomar el relevo.
Aunque la familia Solís pagara la multa por incumplimiento de contrato, el golpe para ellos sería devastador. Y Silvia lo sabía. Beatriz estaba furiosa.
—Quita esa película de cartelera.
Andrés se echó el último gajo de mandarina a la boca. Lo masticó, se lo pasó y luego dijo:
—No la voy a quitar.
—Este es un probl