Justo cuando salían de la hacienda de Lisa, Andrea no pudo aguantar más la curiosidad.

—¿Qué pasa entre tú y Gabriel?

No le preguntó por Maximiliano, pues sabía que él no se había rendido con Regi; de hecho, le había propuesto matrimonio el día anterior. Pero ¿no se suponía que Gabriel estaba a punto de formalizar con Mónica?

Regina no respondió.

Andrea frenó en un semáforo en rojo y se volteó para mirarla, esperando una respuesta.

—No le estoy haciendo caso —dijo Regina.

—Entonces, ¿te está buscando él a ti?

También había visto la escena de hacía un momento: Gabriel y Maximiliano, cada uno sujetando una mano de Regi, en una clara pose de dos hombres peleando por una mujer.

Andrea se emocionó.

—No me digas que... ¿será que después de divorciarse se dio cuenta de que se enamoró de ti con el tiempo y ahora está arrepentido porque en realidad es a ti a quien ama?

Era el típico cliché de las novelas románticas.

Regina torció los labios en un gesto burlón.

—Estuvimos casados menos de cuatro