—¡Qué tonterías estás diciendo!Alicia no podía creer lo que oía de su hijo. Conocía perfectamente el carácter de Regi, mejor que nadie.
Cada vez que esa muchacha estaba cerca de Maximiliano, la ilusión y el cariño le brillaban en los ojos, eran imposibles de disimular.
—Mamá, si no me crees a mí, que soy tu hijo, ¡pregúntale a ella!
Las miradas de los presentes convergieron en Regina.
Aunque no quería decepcionar a Alicia, tampoco deseaba seguir enredada con un patán como Maximiliano.
—Alicia, ya tengo novio.
El asombro se dibujó en el semblante de Alicia.
—¿Regi? Pero ¿no te llevabas muy bien con Maximiliano?
«Apenas llevamos fuera quince días mi marido y yo... ¿Cómo es que estos dos ya andan cada uno por su lado?».
—Maximiliano y yo… es que siempre lo vi como un hermano. Nunca hubo otro tipo de sentimientos.
Maximiliano clavó en ella una mirada oscura, difícil de interpretar.
—Pero, Regi, cuando te pregunté si querías casarte con mi hijo, parecías muy contenta, ¿no?
—Fue una tontería