Capítulo 155
Regina estaba de buen humor, así que comía con mucho apetito. Probó de todo y no dudó en servirle a Gabriel, incluso se tomó la molestia de cortarle el filete.

Animado por ella, él también terminó comiendo bastante. Aunque habían pedido mucha comida, no desperdiciaron nada y se lo acabaron todo.

Fue una comida muy agradable. Ella sintió que el gasto había valido la pena.

Cuando el mesero se acercó para cobrar, ella ya tenía la tarjeta en la mano, lista para pagar, pero Gabriel se le adelantó y le entregó su tarjeta negra.

Ella observó cómo el mesero se llevaba la tarjeta y, mordiéndose el labio, protestó en voz baja.

—Habíamos quedado en que yo invitaba.

Además, él ya le había dado una tarjeta de crédito, que era la que usaba para comprar los electrodomésticos y los muebles para la casa. Para los gastos del día a día usaba la suya, pero, aunque fueran esposos, a veces se sentía un poco cohibida.

Después de todo, la casa donde vivía también era de él.

Gabriel le restó importancia al asu
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