El "mi amor" de Regina sonó especialmente meloso.
Antes, al pensar que no le gustaba a Gabriel, se la pasaba dándole vueltas a todo. Pero ahora que sabía que él se sentía atraído y la consideraba su esposa, entendía mucho mejor cómo actuar con él.
—¿Qué necesitas?
—Toallas sanitarias.
Hubo una pausa al otro lado de la línea antes de que él respondiera con un simple "Está bien".
Regina, complacida por su disposición, dejó el celular con una sonrisa.
***
Gabriel tardó un rato, así que tuvo que improvisar con un poco de papel de baño. Un dolor comenzó a instalarse en su vientre. Se arrepintió de no haberle pedido también un analgésico, pero si lo llamaba ahora, probablemente ya estaría de regreso.
Se sentó en el sillón de la sala y abrazó un cojín, hundiendo la cara en él. El tiempo pasó y el dolor la dejó aturdida. Apenas registró el sonido de la puerta al abrirse, pero levantó la vista y vio a Gabriel entrando con una bolsa de compras.
La bolsa estaba llena de toallas sanitarias.
—¿Por