4 La indicada

—Necesito que tengas listo esto antes de que regrese—le pide Claudia unos días después de que Liv le pidiera un préstamo, dándole unos documentos a su asistente sale de la oficina.

Claudia había tomando una decisión Olivia Wilde sería ahora su pupila, ella la ayudaría y así mataría dos pájaros de un solo tiro.

Suspira adentrándose en la oficina de su hermano.

—Tu hijo no puede seguir haciéndose el idiota ¿Lo sabes no?—le dice mirando a Thomas molesta.

—Lo sé—dice él dándole la razón.

—Entonces porque no has hecho nada todavía—le reclama su hermana.

—Por que no quiero influir en su vida—le responde este cansado recostándose en el espaldar de la silla.

—El deber de Dorian es manejar esta empresa que tú trabajaste para él—Claudia parece querer cachetear a su hermano para ver si reacciona.

—Claudia sabes que no es fácil manejar una empresa de la noche a la mañana y también sabes la condición que estipuló nuestro padre.

El padre de ambos había estipulado hace muchos años en el testamento que la empresa Sinclair solo pasaría a su descendencia masculina siempre y cuando estos estuvieran casados. Algo que para Claudia era una tontería machista.

—Lo entiendo pero Dorian debe tomar las riendas de esta empresa ya.

—No puedo obligarlo, es su decisión—suelta frustrado.

—No es solamente eso—habla su hermana intranquila—. Dorian no parece el mismo desde que esa chica lo dejo plantado.

—Y que sugieres Claudia, buscarle una esposa—comenta Thomas en broma, esa era la única manera en la que Dorian podía asumir la dirección de la empresa sin embargo la sonrisa de su hermana lo hace sospechar—No lo estarás pensando en serio—le dice él con semblante serio.

—¿Por qué? Es una buena idea—se encoge de hombros.

—¿Cómo que por qué? Mujer estás loca si piensas que es una buena idea.

—Piensalo, los dos sabemos que Dorian ya tiene edad para casarse y establecerse pero dado a los gustos que tiene pues...—si eso Thomas lo entendía—. Solo le daremos una ayudita.

—Las cosas no funcionan así—responde su hermano inseguro.

—Ademas que podemos perder—presiona un poco más Cláudia—Lo peor que puede pasar es que alguien termine con el corazón roto pero son jóvenes lo superarían.

Thomas sabía que una vez que se le metía una idea a su hermana iba por ello y nada podía retenerla.

—Solo dame tiempo para hablar con él primero antes de que hagas alguna tontería.

Claudia parece querer gritar de alegría. 

—Tú solo déjamelo a mí ya verás.

—No te he dicho que sí y todavía sigo pensando que es una pésima idea—Thomas suena resignado.

—Ya tengo la chica indicada—habla Claudia haciendo odios ajenos a sus últimas palabras.

Thomas ve como su hermana se levanta entusiasmada. Definitivamente su hermana se había vuelto loca.

Pero si lo pensaba mejor la idea no era tan descabellada, el problema era que Dorian jamás permitiría algo semejante. Thomas decidió que lo mejor que podía hacer era hacerle una visita el día siguiente y así podrían hablar de la empresa.

Thomas había cumplido esa mañana en lo de pasar al departamento de su hijo sin embargo lo que encontró lo sorprendió.

Bien, esto no era lo que esperaba piensa el mayor de los Sinclair claramente molesto al ver a su hijo todavía en la cama al medio de dos mujeres desnudas. 

—¡Dorian Alessandro Sinclair Montesinos!—grita Thomas alterado logrando despertar todos en la habitación.

—Papá, por Dios no grites—se quejo Dorian llevándose las manos a la cabeza.

—¡Se levantan de una buena vez señoritas y se largan de aquí ya!—volvió a exclamar rojo de la cólera Thomas.

Las chicas asustadas de levantaron rápido recogiendo sus cosas salieron de ahí corriendo mientras en el apuro se vestían.

—Mierda, ¿Estás haciendo con tu vida Dorian?—sigue hablando enojado pero bajando la voz un poco agachándose para recoger un paquete que se encontraba tirado en el piso—¡¿Que es esto?! M*****a sea Dorian no me digas que droga—eso era la última gota que derramó el vaso para Thomas.

—No es droga—responde Dorian claramente irritado por la presencia de su padre aunque por lo menos ya no tenía que correr a las chicas con las que se había divertido la noche anterior.

—No intentes hacerte en gracioso conmigo—lo reprende su padre—¿Ya no eres demasiado grandecito para estás niñerías?

—Lo estoy para que me estés regañando—contesta cínico.

—Se acabo—dijo decidido Thomas—. ¡Se acabó!—Thomas se encontraba demasiado enojado—De mí no volverás a obtener ningún peso mientras lleves esta vida.

—¡¿Que?! No puedes hacerme esto papá—reclama el menor claramente molesto.

Dorian no podía creer que su padre estuviera de eso modo ya que jamás lo había visto de esa manera. Su padre en su vida le había levantado la voz aún cuando era niño y él se metía en problemas, su padre siempre lo entendía.

—Puedo y lo haré—sentencio por fin encaminándose decepcionado de su hijo— Búscame para hablar cuando se le pase esa mierda—soltó dejando a Dorian sólo.

Dorian no sabía cómo manejar la decepción de su padre, era la primera vez que Dorian veía decepción en su mirada. Se acuesta de nuevo en la cama frustrado, ahora sí que lo había hecho todo a perder.

Thomas no podía creer en que momento su hijo se había descarrilado de esa manera y es que ni siquiera en la adolescencia él había que tenido que tratar con ese tipo de escenarios.

Triste marco el número de su hermana.

—¿Que pasó?—respondió rápido Claudia haciendo notoria la curiosidad en su voz.

—¿Estas segura que esa chica es la correcta?—inquirió él inseguro y todavía molesto por lo ocurrido.

—Segurisíma de que es la indicada—contesto ella sin dudar.

—Bien, llévamela mañana en la mañana. Quiero conocerla.

Suspira colgando el teléfono.

Thomas no quería tener que llegar a ese extremo pero Dorian no le había dejado ninguna otra alternativa. Él solo esperaba que esa decisión no fuera un error o que su hermana no estuviera equivocada con respecto a esa chica.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo