Capítulo 9

— ¿A dónde vas?

— A ayudarte con tus perros, quizás el saco pesa demasiado.

— ¡Oh, por Dios! Eres un converso de mi causa — se rió Alex a carcajadas— ¡Si ni siquiera te gustan los perros!

— No voy a tocarlos, solo a ayudarte un poco.

— Puedo hacerlo sola, no te preocupes, pero si lo deseas, te agradezco que me ayudes a arrastrar el saco.

Ambos entraron y Alex notó que esta vez Manuel caminó entre la jauría sin miedo. La ayudó con los alimentos y cuando tocó la hora de limpiar la miró a los ojos decidido.

— Hasta aquí llega mi ofrecimiento ¡No pienso ayudarte con eso!

— No lo esperaba — se rió de la expresión horrorizada de Manuel— No puedes hacer tantos cambios de una sola vez.

Manuel se despidió y Alex se quedó limpiando su patio, con una extraña sonrisa en el rostro. Cuando lo notó se dijo a sí misma: "es por el chocolate". Y continuó su labor.

Manuel vió la hora, decidió que ya era muy tarde para ir al gimnasio y se fue directo a su casa. Allí se metió a la ducha, se preparó algo d
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