Capítulo XXIX

                                  XXIX

Se trasladó el cuerpo desvanecido de Manuel hasta la plaza Morelos, en donde José se encargó de poner una manta larga alrededor para así evitar miradas indiscretas. Solo estarían presentes cinco testigos según las órdenes del alcalde y las leyes. Estos eran: David, padre de Carlos; Jesús, padre de Andrea; José, hermano de Carlos y ayudante del comisario; el sacerdote Ismael, siendo él la parte espiritual y religiosa que una ejecución requería, y por último se encontraba el alcalde Félix, quien fue el que dictó sentencia y al mismo tiempo se aseguraría de que Manuel no tuviera pulso después de unos minutos.

Se prohibió a los habitantes del pueblo salir de sus casas mientras se aplicaba la condena, a excepción de dos sujetos, a quienes se les ordenó cuidar la entrada de la comisaría donde estaba Raúl ence

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