Iris
—¡Bienvenida a la manada de la Corona Plateada! —gritó la chica que casi me deja sin aire.
—¡Violeta, suéltala de inmediato! —gruñó Carlos con fastidio— No puede respirar si la estás apretando así.
Aquella chica, Violeta, me soltó y dio un paso atrás, con cara de apenada.
—¡Perdón! Es que Carlitos le dijo a Gerard que venía con una amiga y mi hermano casi no hace amigos. O sea, ya sabes cómo es él, ¿no? Así que entiendes por qué. En fin, estoy feliz de conocerte. Soy Violeta, por cierto.
Hablaba tan rápido que apenas podía seguirle el ritmo. Me extendió la mano para saludarme y yo se la di, pero miré a Carlos de reojo, tratando de leer su reacción ante el comentario de que era difícil llevarse con él.
Él sólo puso cara de resignación y volteó los ojos, aunque juraría que lo hizo con cierto cariño. Y la verdad, entendía por qué. Violeta ya me caía bien.
—Mucho gusto, Violeta. Gracias por la bienvenida, yo soy...
—¡Iris! —me interrumpió ella— Ya sé. Mi novio Gerard me contó. Él es e