— ¿Porqué elegir un paseo en un helicóptero?
— Por la hermosa vista.
— ¿Sabías que a mi, primero no me impresiona tu dinero, segundo le temo a las alturas?
— ¿No te cansas de hablar? ¿Cual era el tercer punto?
— No era una pregunta, lo tercero que iba a decirte es que no sueltes mi mano. Estoy muy asustada y para responder a tu primera pregunta es que no, no me canso de hablar y cuándo estoy nerviosa mucho menos, tú te lo buscaste, tú te lo calas.
— Es algo con lo que puedo vivir, ahora calla.
— ¡Nop!
— Ya, comprendo, sé que quieres que te calle yo mismo.
Sin esperar a que una respuesta saliera de mi boca él me besó, otro beso entre él y yo. El sonido que hacía el rotor principal del helicóptero, la suave brisa que se colaba dentro y yo muy asegurada gracias al cinturón de seguridad me hacían tener los pies en la tierra - relativamente - , mis manos estaban frías, pero mi interior caliente y ahora mismo me encontraba siguiendo su beso.
Mis manos se encontraban reposando en mis piernas