El almuerzo transcurrió normal, sin más acontecimientos inesperados y sin momentos embarazosos.
La tierna florecita de verano se ofreció a llevarme a mi departamento y no me negué, también quedó en que pasaría por mi por la mañana ya que mi pobre Romi quedó en el estacionamiento de la empresa.
Al llegar a mi dulce hogar me dispuse a quitar mi ropa para así entrar al baño a darme una buena ducha.
Hice todo con toda la tranquilidad del mundo, no tenía afán ni carreras.
Al terminar salí a la pequeña sala y saqué de la nevera una botella de vino del supermercado, mi favorito. Servi un poco en una copa y tomé asiento en uno de los sofás.
Busqué mi teléfono en mi bolsa y me dispuse a llamar a mi hermana.
*En La Llamada*
— Pequeña mocosa
La voz de mi hermana de inmediato me hizo sentirme relajada y a gusto.
Solté una risita por lo bajo y le hable:
— Hola tú.. ¿Mocosa yo? Tú naciste después de mí. ¿Dónde está mi querida Alina? ¿Ya duerme?
— Sí, sí… ya duerme. Fueron solo cinco segundos, no al