Estaciono mi auto y salgo sosteniendo un arma en cada mano. Entro sin dudarlo dentro del gran garaje. Avanzo lentamente, apuntando mis dos armas al frente. Es silencioso Muy silencioso.
Me acerco a la luz y lo que veo me horroriza. Syra y Rayaa están allí. Ambos están atados a una silla.
- ¡Sira! Exclamé.
Levantan la cabeza hacia mí. Camino hacia ellos para desatarlos, pero al ver un punto rojo en sus frentes, me detengo.
- Caleb, vete. Me dice Syra, débilmente.
Pero no me muevo. No puedo dejar de verlos así.
- Bienvenido, Caleb. Escuché, en el altavoz. Vamos a hacer un juego muy divertido. ¿Estás listo?
Es la voz de Iván.
- ¡Sal delante de mí si eres hombre! Exclamé. ¡Syra y Rayaa no tienen nada que ver con nuestro negocio!
- Así como me quitaste a mi padre, yo voy a tomar a alguien que amas.
Aprieto la mandíbula.
- Tu padre sabía que tenía la oportunidad de morir, pero me retó a duelo. Le digo _ No es mi culpa que gané.
No responde. Lo escucho respirar fuerte en el altavoz.
- Ahora