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A pesar de la insistencia de Caleb, todavía fui con él a una de sus reuniones. Y aunque trato de concentrarme, sigo pensando en lo de anoche. Me acosté con Caleb. En el mismo cuarto. En la misma cama.

Me desperté, y él me tenía en sus brazos. No me moví. Fue muy reconfortante. Y desde entonces, no he dejado de estar orgullosa de mí misma. Probablemente, no sea nada, pero lo que he hecho es un gran paso. Me dio la esperanza de que puedo sanar. Que puedo olvidar. Y, sinceramente, no sé si hubiera sido posible sin Caleb.

Ciertamente, no necesito un hombre para curar mis heridas. Necesito un humano. Con un corazón Un humano que pueda escucharme. Y eso fue lo que hizo…

- Opustite glaza. Ona moya. Dijo Caleb en ruso.

Levanto la cabeza, frunciendo el ceño. Después de lo que dijo Caleb, todos miraron hacia abajo. Todos entendieron... menos yo. Tuve que aprender ruso, básico. Pero no lo hice cuando vi que Caleb me estaba hablando en egipcio, y yo estaba hablando en inglés con el resto. Lástima
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