Capítulo 90 —Soy tu esposa
Narrador:
Miranda entrecerró los ojos y se masajeó la muñeca adolorida con una sonrisa tensa, recuperando parte de su arrogancia.
—Te recuerdo algo, Adler… que tu esposa, soy yo.
Roman dejó escapar una risa baja, oscura, completamente carente de humor.
—Tú eras mi esposa. Hasta que me robaste y huiste como la cobarde que siempre fuiste.
Miranda alzó la barbilla con altanería, pero él vio el leve temblor en sus labios, la forma en que sus manos se crisparon sobre la mesa.
—No puedes borrarlo, Diablo. No puedes cambiar los hechos. Por más que hayas firmado un papel con esa mujer, el primer matrimonio siempre cuenta.
Roman apretó la mandíbula.
—Ese matrimonio murió el día que abandonaste a Sasha.
Miranda chasqueó la lengua y lo miró con fingida lástima.
—¿Estás seguro? Porque, legalmente, sigues siendo mi esposo.
Roman entrecerró los ojos y su expresión se volvió aún más peligrosa.
—Si crees que eso te da algún derecho sobre mí o sobre mi hija, estás más jodida