—¡Abogado Adams! —la recepcionista, que estaba en el pasillo, fue la primera en ver a Logan, y se saludó ante él nerviosamente.
Logan, al ver las distintas expresiones en los rostros de todos, ya sabía que algo había sucedido. Pasó junto a Yana, que estaba en la entrada; sus brazos se rozaron brevemente y ella titubeó un poco, su mirada se movió hacia su espalda. Logan, con su figura, avanzó lentamente hasta Jane, la bloqueó, adoptando una postura protectora para resguardar a Jane.
Yana vio la escena y sus ojos parpadearon un poco. Logan la miró por un momento, alrededor de tres segundos, sin mostrar ninguna emoción antes de volver su atención a la situación.
Yana, por supuesto, no se dio cuenta. Al ver a Logan bloqueando a Jane, se sintió incómoda y no sabía cómo manejar su desubicado sentimiento.
Una vez que Logan se detuvo, preguntó con frialdad:
—¿Qué está pasando?
Al oír su voz, la gente en la oficina dejó de observar, pues sabían que aunque el Abogado Adams suele ser muy accesi