Punto de vista de Bella
Lo primero que oí fue el llanto. Había olvidado por un momento cómo respirar mientras me recostaba en la cama del hospital, empapada en sudor, con lágrimas corriendo por mi rostro, y sentía alivio. Mi cuerpo temblaba incontrolablemente, cada músculo aún me dolía por el último empujón, mi vista se nublaba.
Pero ese llanto, Dios mío, ese llanto hizo que todo valiera la pena.
"Está aquí", dijo una de las enfermeras en voz baja. "Lo hizo muy bien, Sra. Warren".
Otra enfermera sostuvo al pequeño recién nacido, que se retorcía, lo justo para que lo viera antes de llevarlo a la estación, donde lo limpiaron. No podía moverme, no podía hacer nada más que mirar fijamente con los labios temblorosos entreabiertos, mi pecho subiendo y bajando como si hubiera estado bajo el agua durante minutos.
Cole estaba a mi lado, sujetándome la mano con tanta fuerza que podría haberme hecho un moretón, pero no me importó. Su agarre era lo único que me mantenía pegada al suelo. Se inclin