NARRADOR:
Semanas después
La primera luz de la mañana se filtraba por las cortinas, pintando la habitación con un suave resplandor dorado. Logan despertó con una sensación desconocida de ligereza.
Se estiró lentamente, sintiendo el cuerpo de Nea acurrucado a su lado y el peso cálido y pequeño de Oliver entre ellos. Ya no había un arma bajo la almohada, solo la promesa de paz.
Abrió los ojos. Nea ya estaba despierta, sonriéndole.
—Buenos días, Villano —susurró, con la voz aún áspera por el sueño.
—Buenos días, mi amor —respondió Logan, la palabra "amor" sonando natural y profunda.
Oliver, sintiendo el movimiento, comenzó a reír, un sonido burbujeante que era la música más hermosa que Logan jamás había escuchado. Logan se inclinó y besó la frente de su hijo, luego miró a Nea, que tenía los ojos llenos de una paz que él mismo se sentía capaz de tocar.
—Esto —dijo Logan, pasando un brazo protector sobre Nea y Oliver —esto es por lo que vale la pena cada cicatriz y todo que tuve que