Era su madre, una buena mujer que había trabajado con niños y jóvenes toda su vida, enseñándoles a bailar y sacándolos de sus entornos sociales más difíciles. Ahora, esta mujer —sin conocerla— venía a expresarse de aquella manera; eso no lo aceptaría. Victoria tenía la mejor de las ideas para que el grupo se presentara y ganara notoriedad, consiguiera contratos con otras empresas y se ayudaran económicamente.
A regañadientes, su madre aceptó la propuesta de Victoria. Si era la mejor opción, no podía negarse, y más aún ahora que sabía que Isabel era la responsable de todo, saboteando su trabajo. Quién sabe qué les había hecho a los muchachos para que no quisieran participar en el evento. Por suerte, los jóvenes habían dejado el vestuario y siempre traían dos o más, por si ocurría un percance como el de hoy.
El grupo Sensación fue anunciado y se preparó para salir al escenario. Antonio no entendía nada, e Isabel menos aún, convencida de que no se presentarían por la ausencia de dos inte