**Mikail**
—¡Krimson! —rugí al cruzar la línea del bosque con Lyra en brazos—. ¡Manda a alguien por el médico, ahora!
Su rostro se tensó al verla, y se acercó un paso, con expresión de espanto.
—¿Está viva? —preguntó con voz ronca, preocupada.
—Apenas —escupí la palabra, con la rabia y el miedo retumbando en mi pecho—. ¡Muévete!
Sin decir más, me lancé hacia la casa.
No podía pensar en otra cosa que no fuera su aliento entrecortado, su piel fría, el olor a sangre empapando mi ropa.
La llevé directamente a mi habitación y la acosté con sumo cuidado. Mis manos temblaban.
Su respiración era débil, su cuerpo temblaba como si aún estuviera en ese maldito bosque.
—Estoy aquí —murmuré, agachándome junto a ella y sujetando su mano con fuerza—. Vas a estar bien. No te voy a dejar.
Estaba limpiando su frente con un paño húmedo cuando escuché pasos apresurados y voces molestas en la entrada.
—¿Qué está haciendo aquí esa? —bufó Ágata.
—¿La… llevaste a tu habitación? —soltó Sienna, con un deje d