**Lyra**Sabía que luchar contra Rowan sería inútil. Él era un Alfa fuerte, imponente, y yo apenas podía mantenerme en pie.Las náuseas y el mareo del embarazo me debilitaban más de lo que me atrevía a admitir.Inspiré hondo, tratando de mantener la calma mientras mi corazón latía con violencia, temiendo que, en cualquier momento, él descubriera mi secreto.“Pelear no servirá más que para enojarlo,” me recordé a mí misma, cerrando los ojos un instante. “Y sé que él no va a ceder. Primero debo ganarme su confianza… luego ya veré cómo escapar.”La esperanza era frágil, pero me aferraba a ella. Rogaba que Mikail no tardara en encontrarme, que usara a todos sus hombres para encontrarme, como debería ser.El hambre me retorcía el estómago, pero no quería probar nada que Rowan me ofreciera. No podía arriesgarme a que me diera alguna droga o algo que me hiciera daño en mi condición.La voz grave de Rowan me sacó de mis pensamientos.—Estás muy callada, Lyra.Asentí con la cabeza, sin mirarlo
**Mikail**Corría como un maldito poseído. ¿Cómo demonios había logrado ese bastardo pasar por mis guardias de frontera sin que nadie lo viera? ¿Cómo había logrado llevarse a Lyra justo delante de nuestras narices? Mi respiración era pesada, los latidos de mi corazón tronaban en mis oídos, impulsándome a seguir, a no detenerme hasta encontrarla. Traté de establecer una conexión lobuna con Krimson, pero no funcionó. Estaba demasiado lejos. Maldije en voz baja, pero me obligué a calmarme. Sabía que mi beta no me fallaría. Krimson podía estar enojado conmigo, tal vez incluso me despreciara ahora, pero por Lyra... por ella era capaz de dar hasta su última gota de sangre. Eso era lo único que importaba. Eso y traerla de vuelta a salvo. El viento me trajo un rastro que reconocí al instante: su olor. Mi Lyra. Y junto a él, el hedor repugnante de Rowan. Gruñí, apretando los puños. —Ya vas a ver, maldito hijo de pu*ta... —murmuré, acelerando el paso. El rastro de Krimson tambi
**Mikail**Maldita sea. Olvidé que debía ir con Lyra. Me llevé una mano a la nuca, furioso conmigo mismo. Entre tanto caos, las llegadas, las reuniones previas y la presión maldita del consejo, simplemente lo pasé por alto. Y ahora, como si el destino se burlara de mí, Sienna se me acercó con esa carita insegura, pidiéndome que la acompañara porque se sentía intimidada entre tantos alfas y betas poderosos.—Solo me sentiré segura a tu lado —dijo con las mejillas encendidas, avergonzada de sentirse tan vulnerable.Ella tan dulce y tierna, me sentí atado de manos ante tal petición. No pude negarme y me odio por eso.¿Por qué tenía que ser ella, mi amiga de la infancia y una mujer tan buena y noble? Llamé a Krimson por teléfono para ver si podía sacarme de este lío, pero sus palabras fueron frías como el acero.—No me pidas eso —dijo casi gruñendo, luego de recordarme que yo misma le había ofrecido a Lyra acompañarme al evento.Me quedé quieto, tragándome la frustración. Krimson esta
**Lyra**Salir del baño buscando a Mikail fue como despertar de un pequeño sueño en medio de una pesadilla. Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba apresurada por los pasillos dorados del recinto. Pensaba que tal vez, solo tal vez, alcanzaría a llegar a tiempo para que él me hablara de aquello que le urgía decirme. ¿Se habría enterado de nuestro bebé? ¿Hablaría sobre nosotros? La gala ceremonial había comenzado bajo la luz majestuosa de la luna llena, que parecía acompañar con su crepitar el murmullo expectante de la multitud.Todos los clanes aliados estaban presentes. La élite de los licántropos. Líderes, guerreros, diplomáticos.Yo me mantenía de pie al fondo, con un vestido sencillo pero hermoso, sabiendo que contrastaba con el lujo desbordante de las demás mujeres. No me importaba. Yo estaba allí. Yo lo había elegido a él, y tenía la esperanza, la firme convicción, de que él también me elegiría esta noche.Mi corazón latía con una fuerza desmedida, cada golpe resonaba
**Krimson**Lo vi todo.Desde el momento en que Mikail subió al estrado, supe que nada bueno se avecinaba. Sentí a Lyra temblar desde donde estaba, su mirada fija en él, esperando... creyendo.Pobre ilusa.Cuando lo escuché pronunciar el nombre de Sienna, fue como si el mundo se hubiese detenido. Vi cómo los ojos de Lyra se apagaban, vi cómo su alma se desgarraba en silencio, como una flor marchitándose al borde del abismo.No. Ella no lloró. No gritó.Simplemente... dejó de ser.Vi a un zombie donde antes había vida. Un alma en pena caminando en un cuerpo roto. Mi mandíbula se tensó mientras el aplauso estallaba a nuestro alrededor, como una burla cruel a su dolor.Me pasé la mano por el cabello, reprimiendo el impulso de destrozar algo.Tanta opulencia, tanta politiquería inútil cuando la mujer que llevaba su hijo no nato estaba allí, vulnerable.Fruncí los labios, incapaz de ocultar mi desprecio. Los miembros del consejo, su reputación, la mirada crítica de su familia y los anci
**Mikail**Nunca imaginé que el dolor físico pudiera ser tan miserablemente insufrible.Sentía mi alma desgarrándose pedazo por pedazo, como si cada latido de mi corazón arrancara otro fragmento. Una agonía total.Vi cómo Lyra, la única luz que alguna vez iluminó mi existencia, se dio la vuelta sin vacilar, sin una mirada atrás.Sentía que perdía todo el aire, creí que me estaba muriendo.Todo era incertidumbre, un abismo abriéndose bajo mis pies.Mi garganta ardía, mis rodillas seguían clavadas en el suelo como si aún pudiera arrastrarla de regreso con súplicas. Un temblor sacudió mis manos cuando sentí la presencia de Sienna acercándose, con su vestido rozando el mármol.Quise apartarla de un empujón. Quise gritarle que se alejara.Pero en algún rincón racional de mi mente, recordé que ella no tenía la culpa de mi miseria. No podía descargar mi rabia contra alguien inocente. No podía convertirme en un monstruo... no aún.A duras penas me puse de pie, con el cuerpo tambaleante, mie
**Lyra**La lluvia caía en cortinas densas, empapándonos en segundos, pero no me importó.Caminaba al lado de Krimson, sintiendo su presencia sólida a mi lado, asegurándome de no desplomarme bajo el peso de mi propio dolor. Mi vestido, pegado al cuerpo por el agua, era lo único que tenía… eso y mi alma rota.—Te voy a ayudar a abandonar la manada —dijo, su voz firme contra el rugido de la tormenta.Negué con la cabeza, temblando, pero él no se detuvo. No pensaba dejarme sola, no esta vez, no cuando más lo necesitaba aunque me costara admitirlo.—No tienes que hacer esto —murmuré con un hilo de voz, apenas audible entre los truenos.Krimson se acercó más, protegiéndome con su cuerpo como un escudo.—Ya no le debo lealtad a alguien como Mikail —soltó, y pude sentir el amargo dolor escondido tras esas palabras.No pude evitarlo. Una risa quebrada salió de mi garganta, una que dolía más que un grito. Negué de nuevo, alzando el rostro hacia el cielo que lloraba conmigo.—Nunca debí venir
El aire olía a incienso y a sangre. El salón principal de la manada Moonfang, que una vez fue mi hogar, se sentía ahora como una prisión. Cadenas de plata ardían en mis muñecas mientras me arrodillaba en el centro de la sala, con la mirada baja y el corazón latiendo con furia. No por miedo, sino por la impotencia. La conferencia de los Alfas había sido un evento de honor, un momento en que los líderes de las manadas más poderosas se reunían para discutir alianzas y disputas. Sin embargo, lo que debería haber sido un evento diplomático se había convertido en un juicio público contra mí, la hija del Alfa asesinado y la mate del recién nombrado Alfa Rowan. Estaba de rodillas en el centro de la sala, mi cabello caía desordenado sobre mi rostro, mientras mi respiración temblorosa era lo único que rompía el silencio antes de la sentencia. —Yo rechazo a la Luna Lyra como mi compañera —la voz de Rowan resonó con frialdad, haciendo eco en la sala. Las palabras de Rowan fueron un cuchi