**Lyra**
El manchón en mi ropa era pequeño, pero sentí que todo mi mundo se detuvo al verlo.
Un leve dolor en el vientre me había hecho poner la mano por instinto, pero el color… ese color me revolvió el estómago.
Quise disimularlo, quise seguir fingiendo que podía soportarlo todo, pero Krimson lo notó enseguida.
—Mierda… —susurró, con la voz más dura de lo que pretendía—. Este viaje… este viaje es peligroso. Quizás… debamos quedarnos unos días más. Esperar que estés mejor. No puedo arriesgarte así.
Levanté la mirada hacia él. Sabía que mi rostro estaba vacío, que no tenía fuerzas para llorar ni para gritar. Pero también sabía que mis ojos hablaban por mí.
Había algo dentro de mí que no podía parar, una necesidad quemante de huir, de escapar de todo lo que Silverbane representaba.
Y sobre todo, de Mikail.
—No —dije finalmente, mi voz sonó baja pero tan firme como pude—. No me voy a detener ahora. No puedo. Si lo hago… si me quedo… no voy a poder salir nunca de aquí.
Mi garganta ardí