Capítulo 40

Ese día y la semana siguiente no tuve noticias de Abel, había encontrado trabajo en una cafetería, mi horario era sencillo, de tres de la tarde a ocho de la noche, quedaba cerca de la casa, lo cual me facilitaba mucho las cosas, los tipos que mandaba Abel me seguían a todas partes, me llevaban al trabajo y de vuelta a casa, mi tía los invitaba a comer de vez en cuando y parecían buenas personas, pero mi mente no dejaba de repetirme una y otra vez que eran gente que trabajaba para Abel, lo que significaba que igual eran asesinos.

Las semanas pasaron y no sabía nada de Abel o de mi divorcio, no llamaba y tampoco me buscaba, tampoco tenía noticias de Karola, mi tía no me ayudaba mucho, guardaba montones de secretos que no me compartía. Al final pasó un mes y ahora era viernes, mi día de descanso, y mientras

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