El largo cabello de Isaak se movía con el aire, estaba de pie frente a las costas de sirenas, observaba el mar como si fuese la primera vez que se encontraba en el lugar, había una enorme melancolía pintada en su rostro, camino lentamente hasta unas rocas cercanas al agua donde parecía buscar algo con insistencia, cuando finalmente encontró lo que quería paseo sus dedos por aquella zona con los ojos infestados de lágrimas.
— Aquí nos casamos — hablaba sabiendo que Keith podía oírlo en su interior—, ella tomo mi daga y puso esta marca— sonrió entre su llanto— “Nuestra boda, Isaak y Elena Phoenix”… ella decía que cuando tuviéramos hijos los traeríamos aquí para que conocieran donde sus padres se habían jurado amor eterno…las cosas pudieron haber sido tan diferentes si hubiéramos huido como le pedí, yo no quería regresar…no debimos regresar.
— Estuvimos esperándote — una dulce voz lo saco de sus pensamientos
Volteo de inmediato y observo en la orilla del mar a una mujer sentada,