Abrazando aquel corazón tuyo que solo tus ojos entienden, no rechacemos el destino.
El sol se alzaba imponente, la primavera estaba completamente presente en el lugar, la brisa del mar golpeaba el rostro de Elarimil que se distraía mojando sus pies en las cálidas aguas, el borde de su vestido terminaba mojado también, pero poco le importaba aquello, estaba demasiado relajada. Se encontraban de visita en las costas ya que su tía volvería a casarse con el bisabuelo de su esposo.
— Mi amor, me mandaron a buscarte — Keith iba con su hijo en brazos—, la cena estará servida pronto.
— Si, perdí la noción del tiempo— sonrió yendo a su encuentro—
— Mañana después de la boda podemos pasar otro tiempo en el agua, a Einar le llama la atención también al parecer — pronuncio al notar el interés del niño en el agua.
— Estuve pensando en lo que me dijiste, sobre la nota del Dios del mar, si tenemos una hija, que es lo mas probable — acaricio la mejilla del niño que extendió sus brazos a su madre—, no dejes que se acerque al agua, me da miedo que él se la lleve.
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