Los dioses debían ser bastante crueles con ella, Elarimil pensaba en eso muy a menudo, siempre que algo empezaba a ir bien en su matrimonio llegaba algo que abruptamente terminaba con todas sus esperanzas y esta no sería la excepción.
Había disfrutado en sobremanera los encuentros con Keith, ya no peleaban e incluso comenzaba a ser amorosos el uno con el otro, todo comenzó de una forma muy extraña, solían verse en la biblioteca para discutir sobre asuntos del reino, luego iban a dormir, aunque nuevamente compartían el lecho, no se tocaban en lo absoluto, pero esa noche mientras hablaban, Keith elogio el vestido que usaba, ella sonrió sinceramente y cuando se dieron cuenta ya estaban besándose.
Ahora le pedía huir juntos, dejar atrás todo para ser libres y permanecer uno cerca del otro, iba a decirle que sí, que se fueran muy lejos a las tierras libres de las montañas del corazón de los Dioses, pero antes de poder pronunciar palabra alguna, su esposo soltó su mano saliendo a prisa en