Kael guardó la perla y vi cómo las facciones de Kelly se relajaban.

— Erick — dijo de forma repentina Kael, muy serio y con un toque amenazante en la voz. Me puse alerta — ¿Quién eres?

Noté cómo los latidos de mi corazón se aceleraban: ¿me habían descubierto?

"No has sido muy disimulado. Mataste tres pumas tu solo y has colaborado con él para detenerla. No sé qué esperabas" — me dijo mi lobo.

"¿Y qué les digo? Es muy pronto para que sepan quién soy, me matarán".

"No mientas, pero no digas todo" — me dijo antes de retirarse.

— ¿Quién soy? — repetí , fingiendo desconcierto — No entiendo. Soy lo que veis. Uno de los vuestros.

— No — dijo Kelly con firmeza — No lo eres.

Les miré a los ojos.

— Sí, lo soy. ¿Por qué decís lo contrario?

Kael se rió de forma sarcástica y cruel.

— No te creo. Mientes. Ningún expulsado de la Capital sabía luchar o tiene tu fuerza.

— Y nos tenían miedo. Tú no. — añadió Kelly con frialdad — Dinos quién eres y qué haces aquí.

Los observé