No sabía cuánto podríamos soportar con este ataque tan violento y por ello, me aferro a mi vientre deseando poder teletransportarme a un lugar donde mis hijos y yo estamos a salvo. Porque ahora, mi preocupación es que no les pase algo malo a mis bebés.
— Carlos… — susurro llamando su atención. — Tengo miedo.
— Estaremos bien. mi gente ya debe venir cerca. — dice Carlos y yo ruego porque sea así. aunque no lo escucho muy convencido.
— Espero que eso sea pronto, porque nos están acorralando. — susurro con preocupación.
Carlos sigue disparando hasta que nos quedamos sin balas. Justo cuando eso pasa, la boca de Carlos se forma en uno y me mira lentamente sabiendo que este es nuestro final. Temo por la vida de mis hijos y confirmo que no fue buena idea bajar aquí, aunque escuche los gritos de auxilio de mi hermana.
— No puedo morir aquí, mis bebés me necesitan. Ellos necesitan vivir. — susurro con temor.
— No te preocupes, por eso. Porque, aunque me cueste la vida, saldrás bien de aquí.