Amira:
—Hola, Ronny, buenos días —saludé con una sonrisa mientras entraba a la oficina.
Ronny, levantando una ceja y con un tono lleno de ironía, me respondió:
—Mira quién apareció, la señorita desaparecida, que no contesta el teléfono ni se digna a venir por aquí.
me rió suavemente, ya estoy acostumbrada al humor sarcástico de mi amigo.
—Sí, Ronny, yo también te quiero y me preocupo por ti —respondí en el mismo tono, acercándome a él—. Pero ya estoy aquí, ¿verdad? Así que cuéntame, ¿cómo va todo por aquí sin mí?
Ronny me miró con una mezcla de reproche fingido y diversión, dejando escapar un suspiro exagerado.
-Mejor dime ¿Cómo fue tu fin de semana con el grandulón del Sr. Stone, que dicho sea de paso le hace honor a su apellido, el hombre es toda una piedra? -Qué bueno está! -Discúlpame querida, ¡tenía que decirse y ya lo dije! -me dijo Ronny, poniendo cara de acontecido?
Solté una carcajada al escuchar a Ronny y le di un ligero golpe en el brazo, divertida por su comentario.
—¡Ronn