Capítulo 64. Un Ángel en Toronto
Habían pasado los meses. Siete, para ser exactos. Sobreviví todo este tiempo sin la sombra opresiva de Alejandro, sin la guerra silenciosa con Eva, y sin el miedo constante al acosador. Sobreviví, aunque la palabra "vivir" se sentía demasiado grande para lo que hacía.
Había conseguido establecer una rutina, un muro de ladrillos que mantenía a raya el pasado. Encontré un empleo de medio tiempo en una firma de abogados en el corazón financiero de Toronto.
Era solo como aprendiz, archivando y organizando documentos, pero me obligaba a salir, a vestirme, a funcionar.
También estaba inscrita en la universidad; había arreglado mis clases para hacerlas virtualmente y así no perder el semestre. Era agotador, pero la disciplina era mi única amiga.
Tengo siete meses de embarazo. Tendré un niño, al que llamaré Luis, como mi padre. Él es el motor que me motiva para salir adelante y me da las fuerzas para trabajar, estudiar y, sobre todo, para no pensar en el pasado. Luis es mi fuerza y mi dulce c