—¿Crees que eso es suficiente? —preguntó melancólico.
—Lo siento, Noah… te mereces el cariño y el amor de una mujer que te corresponda y esa no soy yo.
—No puedes decir que llegué tarde —dijo intentando reír, pero el dolor no se lo permitía—. Yo te conocí primero que Rainer, yo estuve en tu vida a