Aida solo retrocedió, notando que Frida no era la misma mujer que hacía años traicionó y le quitó a su esposo.
—…Gracias a ti me liberé de Gonzalo. —Frida buscó a Román y tomó su mano para besarla con infinita ternura—. A veces me aterra pensar cuál hubiera sido mi destino de haber seguido con él.