—¡¿Emma?! —Bastian se hincó a su lado y con cuidado hizo girar su rostro hacia él, notando que la ceja de Emma estaba abierta y sangrando—. Tranquila, todo estará bien.
La tomó en brazos y se dirigió hacia la enfermería.
—No tenías que defenderme… —dijo Emma cuando la doctora había limpiado la