La vida sigue para Ángel, mas quien diría que una jovencita de diecisiete años tendría que llevar no una doble vida sino una triple, haciendo malabares para mantener las tres en su sitio y que una no interfiera mucho con la otra. Ella sabe que su vida como Agente de la IRISU es peligrosa y que por lo tanto podría poner en peligro a su familia, una familia cada vez más numerosa, dado que son muchos los que se han unido a ella y cada día que pasa se unen más. Los eventos de caridad siguen y la vida social de Ángel es cada vez más seguida por los medios, lo que la hace poner mayor cuidado para que nadie se dé cuenta de quien es en realidad. Pero Ángel lo que más disfruta no es la vida social o las aventuras como agente secreto, lo que más disfruta es la vida familiar, a lado de Alex y de su familia, en donde se siente libre. Alex es el amor de su vida y así se lo hace saber, mas no puede evitar que este tenga miedo por ella, con una nueva amenaza sobre su cabeza, Alex siempre está listo para declararle la guerra a aquel que trate de lastimar a su Ángel. Nuevos integrantes en el clan, una becaria y una amiga que son más unas guardianas que otra cosa, una acción muy inusual que muestra que las habilidades de más de una. Sucesos, eventos, misiones, peleas y discusiones es lo que depara el destino a Ángel y a Alexander y solo con paciencia e inteligencia podrán superarlos.
Leer más—Soy epechal, soy epechal, en el colazon de mami, como yo no ninguna, soy muy iteligente, soy muy fuelte —Tarareaba Leía entre risitas, con sus pequeños pies columpiándose en la silla de seguridad para bebes. Lena observaba a su princesita de apenas cuatro años, no pudo evitar sonreírle al ver su carita tierna. Sin embargo, su pecho subía y bajaba inquieto. Lena bajo por unos segundos la vista al reloj que reposaba en su mano derecha.
—Siete de la noche— balbuceó mientras miraba la carretera desierta que se extendía frente a ellas. Hacía más de veinte minutos que había notado, a través del retrovisor externo, el mismo carro negro siguiéndolas desde que salieron del restaurante.
Esa ruta hacia su casa, en las afueras de Los Ángeles, solía estar desierta a esa hora. Redujo la velocidad deliberadamente, esperando que el auto la adelantara. Pero el vehículo negro no pasó. Se mantuvo pegado a ella, guardando la misma distancia, como un depredador cazando a su presa.
Un escalofrío le recorrió la espalda. La adrenalina le nubló el pensamiento: "¿Por qué ahora?" Había creído que alejarse de su familia la alejaría también del peligro. Se había equivocado.
La sonrisa de Lena tembló un instante, pero la recuperó al instante, disimulando su miedo para que Leía no lo notara. Mientras su hija cantaba alegre, ella la siguió, aunque por dentro solo pensaba en qué hacer.
—Mi pequeño unicornio, agárrate fuerte del asiento —susurró Lena, estirando el brazo para acariciar la pierna de su hija mientras pisaba el acelerador—. Mami tiene que llegar a casa rápido porque... ¡Uy, uy, no aguanta más las ganas de hacer pipí! Si no llegamos pronto, Mami se hará en el vestido, ¡y eso sería muy malo!
—Sí, Mami. las Ninas grande hace pipí en bano, —respondió la pequeña con una vocecita apenas audible, tan tierna que pocos lograban entenderla.
La camioneta rugió al acelerar, devorando la carretera oscura. En el espejo retrovisor, los faros del auto negro se acercaban con la misma rapidez. Lena apretó el volante hasta que los nudillos le palidecieron, miraba el velocímetro que marcaba los 90 km/h. Forzó una risita temblorosa.
—No te asustes, estamos volando como los unicornios azules —dijo, mientras el sudor le resbalaba por la espalda bajo el vestido. El auto negro no cedía.
—¡Yupi! La princesa unicornio está volando como en le columpio —canturreó la niña, ajena al peligro—. ¿Cuánto falta, Mami?
Lena escuchó la voz alegre de su hija, y por un instante, el miedo le cerró la garganta. Quiso llorar.
—Poco mi pequeño unicornio, falta poco.
—Mami, a llegar a casa quiero ver Numerobook antes de dormir. Sí, porfa—suplico Leía haciendo un tierno puchero y cruzando sus bracitos a su pechito.
El corazón de Lena se estrujó. Pasó por su cabeza "¿Llegaremos siquiera a casa? " Los faros del auto negro seguían pegados a su parte trasera.
—Claro, mi princesa —respondió, forzándose a mantener la calma. Leía, levantando sus brazos como si agitara alas invisibles.
Cada gesto de su hija, por mínimo que fuera, le arrancaba una ternura que le desgarraba el alma. En ese instante, la veía tan frágil y tan indefensa que no pudo evitar rogar por que apareciera pronto la entrada a las residencias. Nada importaba más que salvar a su hija.
Lena asintió con una sonrisa forzada, pero sus manos temblaban levemente al aferrarse al volante. Sin perder un segundo, pisó el acelerador mientras el velocímetro rozaba los 100 km/h.
El coche que las seguía aceleró de repente, embistiéndolas con una fuerza. El chillido de los neumáticos se hizo presente, seguido por el crujido metálico del chasis deformándose. El estruendo del impacto fue lo último que Lena escuchó antes de perder el control. El vehículo dio varias vueltas, sacudiéndolas con violencia mientras salían despedidas de la carretera, hasta detenerse abruptamente al borde de un precipicio.
Por unos segundos, solo hubo silencio. Lena parpadeó, aturdida, con el sabor salado de la sangre en su boca. Un dolor punzante le recorría el cuerpo, pero fue el llanto desgarrador de su hija lo que la aterrorizó. Giró la cabeza hacia atrás y, con manos temblorosas, forcejeó por soltarse del cinturón de seguridad.
—Leía... Leía, ¿estás bien? —La voz de Lena salió rota mientras veía a su hija entre el caos del coche destrozado. Leía tenía pequeños cortes en sus bracitos, unos trozos de vidrio brillaban sobre su piel delicada.
Lena soltó un grito ahogado. Todo su cuerpo dolía, pero el miedo de ver a su hija herida la destrozaba. Ella miró a su alrededor mientras intentaba moverse; el coche se tambaleaba peligrosamente de adelante hacia atrás. Asomó la cabeza por la ventana rota y se dio cuenta de que estaban al borde del acantilado. Un terror helado recorrió todo su cuerpo.
—Hija, no te muevas, ¿me oyes? —le pidió con la voz quebrada, extendiendo la mano hacia ella.
—¡Mami... mami me duele! ¡Mami, hay sagre! ¡Mami, mami, duele mucho! — Los gritos desgarradores de la niña atravesaron el alma de Lena. La pequeña agitaba las piernas frenéticamente. Cuando entraba en un estado de crisis, Lena la abrazaba, pero en esa circunstancia no podía, su mirada se clavó en las manchas rojas sobre los bracitos de su hija. Milagrosamente, la silla infantil acolchada hasta la cabeza había absorbido el impacto, evitando lesiones más graves.
—¡Cariño! Deja de llorar. Estás bien, mami te va a curar, sí —ella asomó nuevamente la cabeza por la ventana abollada y comenzó a gritar hacia la carretera desierta.
—¡Ayuda, por favor! ¡Alguien, ayúdenme! — Su voz parecía desvanecerse en el silencio implacable de la noche.
Desesperada, por no escuchar algún sonido en el exterior y con la adrenalina recorriendo su cuerpo e impulsada por la urgencia de salvar a su pequeña. Se inclinó y se arrastró despacio hacia la parte trasera del carro y consiguió llegar al lado de su hija, se sentó con sumo cuidado haciendo el mínimo movimiento. Le quitó con cuidado los pequeños trozos de vidrio de sus bracitos, al ver que los cortes no eran graves sintió un profundo alivio. Con manos temblorosas, desabrochó la silla y la atrajo hacia sus piernas, abrazándola con fuerza para calmar su llanto.
—Princesa, te voy a sacar por la ventana. Sé fuerte, como en la canción —le susurró con tristeza.
—Mami, me duele, mami cúrame… mami, mami, no quiero estar aquí— balbuceó la niña, con el desespero rompiéndole la voz.
Lena busco con la mirada el peluche de la niña, vio que estaba tirado en el suelo del coche. Extendió la mano, lo agarró y se lo entregó. Leía, lo abrazó con todas sus fuerzas, empapándolo con sus lágrimas.
Lena sintió cómo el coche se inclinaba peligrosamente hacia adelante. Con el corazón desbocado, supo que no podía esperar más. Desde el lado izquierdo, donde estaba sentada, miró a su hija con ternura.
—Tu unicornio te cuidará, mientras mamá te saca por la ventana — murmuró Lena, contemplando como su hija negaba con la cabeza moviéndola de un lado a otro, esos ojitos verdes asustados le erizaban la piel. No quería separarse de ella, pero sabía que debía actuar rápido para salvarla—. Colabora, mi princesa de los cuentos caídos —Así solía llamarla cuando la niña entra en crisis—. Recuerda que siempre estaré contigo, donde quiera que estes. —Su corazón se encogió al pronunciar esas palabras, como si ya presintiera su destino.
Lena luchaba por no llorar, pero unas lágrimas traicioneras se asomaban por la esquina sus dos azulinos brillantes. Tomó varias vacadas de aire para reunir valor.
Hola a todos mis lectores y lectoras.Gracias por sus comentarios y por apoyar esta novela, espero que les haya gustado al leerla como a mí al escribirla. En verdad me divertí al imaginar todas y cada una de las escenas que plasme para ustedes en el texto.Como se dieron cuenta La Guardián, la aventura continua, es el tercer libro y forma parte de una saga de cinco libros la cual espero les guste hasta el final. Por tal motivo les anuncio que La Guardián, la aventura continua, continúa en el cuarto libro de la saga que se titula, La Guardián, la aventura sigue, un mundo más grande; la cual espero les guste tanto como la primera, la segunda y la tercera parte de esta historia.También espero que sigan apasionándose con el
(Abril 18, 2016, Moscú, Rusia)(Victoria Ángel Ivanna Jhons) Alex y yo avanzamos y veo como todos me observan y yo solo puedo ver hacia adelante sonriendo. Compartimos en el salón un rato hasta que nos anuncian la cena, en donde somos conducidos a un amplio comedor, Irina estaba junto a Vladimir en una mesa principal, a su lado estoy yo con Alex y del lado de Irina su primo y tía, en verdad esto parece un banquete real. En el centro del salón había un amplio lugar, ya que por algún motivo las mesas fueron puestas en forma de “U”, al menos al
(Abril 18, 2016, Moscú, Rusia)(Victoria Ángel Ivanna Jhons) A la mañana siguiente me levante muy temprano y Sali con cuidado de la habitación, topándome a Vladimir y con Irina que al parecer iban a entrenar.-Buenos Días.- les saludo-Buenos días Ángel, vienes a entrenar con nosotros?- pregunto Irina.-Claro, yo solo iba a hacer algo de ejercicio pero vamos si me aceptan.-Claro, siempre es un placer verte ejercitando y mostrando tus conocimientos y habilidades.- dijo Vladimir Vamos por el pasillo y vemos como Vlad y Alexeí se nos unen, al parecer esto será un entrenamiento con todos, llegamos al gimnasio, en
(Abril 18, 2016, Moscú, Rusia)(Victoria Ángel Ivanna Jhons) Yo las observo enojada pero al parecer les importa una pura y dos con sal el que me enfurezca al grado de querer liarme a golpes con Hulk, solo para sacar el coraje con la probabilidad de ganarle por Knock Out.-Es que no lo entienden, verdad?- Pregunto Lorena-Cariño si lo preguntamos es porque no entendemos que tiene que ver una depilación con cera, con que mi hermana camine como si trajera pañales, mírala camina extraño.- dice James Yo me pongo cada vez más roja y veo venir a Alex a mi lado que me pregunta.-Ángel te lastimaron? Dime a que se
(Abril 18, 2016, Moscú, Rusia)(Victoria Ángel Ivanna Jhons) A la mañana siguiente bajamos a desayunar y al poco rato llegaron todos a fin de que el clan estuviera completo. Se que todas han estado haciendo planes para ir al Spa, sobre que masajes tomaremos, las mascarillas que pedirían, los faciales y todas esas cosas que nos harán, digo soy mujer y si quiero verme hermosa para Alex, pero por mucho que me guste verme bien para él, pero no soy obsesiva ni víctima de la moda o de los tratamientos de belleza. Pero comprendo que a Lady Adele y a mis tías abuelas y a mis t&iacu
(Abril 17, 2016, Base Northen Clover, Kotelny Island, Rusia.)(Vladimir Putin/Presidente Ruso.) Mientras tanto hago subir a Ángel al avión y le explico el sistema del avión, también lo que podrá hacer en el campo de prácticas como es probar su puntería con las distintos blancos. Poco después el Coronel Vilniak informa-Señor los monos de vuelo están listos, si gustan seguirme para que se cambien; señor varios de los pilotos desean hacer la practica con usted y la señorita.-Bien, creo que bien podrían mostrarnos lo que saben hacer- les digo-O aprender algo diferente.- escucho
Último capítulo