Eryx DeCostello
Miami
Tobías y yo, pasamos por la hermosa experiencia del nado con los delfines. Helen y sus amigos entraron con nosotros, Sophia y Ava, nos estaban tomando fotos y videos mientras estuvimos en la actividad. Para Tobías, la experiencia estaba resultando fascinante y para mí, fue algo que al principio me dio miedo, pues los cuatro delfines, se acercaron a mí y fue algo intimidante, pero después, me encantó y quedé fascinado.
–Estos animales, son únicos. Los amo y me encantan – Dijo Tobías – Con ganas de tener unos allá en Londres en mi casa, cuando me case con Sophia.
–Cuando te conviertas en Sir, Tobías McDaniels – Me burlé – Estás como Ava, que se quería llevar unos cocodrilos bebés a New York.
Estos dos estaban locos, y mejor que no se escucharan, porque uno le podía dar ideas al otro y entonces si íbamos a tener un zoológico en cada casa.
–No, amigo, no soy valiente como tu esposa y esos animales, sean bebés o grandes, son aterradores y se les debe respetar.
–Ya los