El momento de revelar el premio a la Mejor Actriz había llegado finalmente. Antes de que el presentador pudiera anunciar el nombre, el público estalló en vítores de “¡Zara!”, que se hacían cada vez más fuertes con cada segundo que pasaba.
Astrid se aferró a los brazos de su silla, llena de anticipación. En cuanto se anunciara el nombre, se levantaría de inmediato; no había forma de que Zara, una simple novata con solo una película, pudiera opacarla.
Este prestigioso premio, que se entregaba una vez cada tres años, era suyo por derecho. Y más importante aún, lo entregaría Magnus en persona, un honor sin precedentes. Estaba decidida a conseguirlo.
El presentador miró el nombre en el sobre, sus ojos brillaron antes de declarar en voz alta: “¡El premio a la Mejor Actriz es para Zara Skye!”
El público estalló en aplausos ensordecedores y vítores, coreando el nombre de Zara una y otra vez.
Astrid sintió como si la hubieran abofeteado. Sus mejillas ardían mientras negaba con la cabeza, incré