Toc, toc.
El repentino sonido de golpes en la puerta interrumpió los pensamientos de ambas.
Era Luca. Preocupado por Vanessa, la había seguido hasta el hospital… y traía comida para picar a estas horas de la noche.
—¿Tienen hambre? Traje unos snacks. ¿Quieren comer? —Luca agitó las bolsas frente a Vanessa, pero ella apenas reaccionó, y Mariah también negó con la cabeza.
Evidentemente, ninguna de las dos tenía apetito en ese momento.
Sin embargo, ver a Luca le dio una idea a Vanessa.
—Si tienes un momento, ¿podrías ir a hablar con Cassandra?
—¿Hablar con Cassandra? ¿También está enferma? —Luca frunció el ceño, confundido.
—¡Claro que no! Me refiero a… ¿puedes buscar la oportunidad de conversar con ella y averiguar quién le gusta de verdad?
Vanessa pensó que, como Luca tenía una buena relación con Cassandra, él podría obtener la información con facilidad.
Al escucharlo, Luca volvió a fruncir el ceño, sin terminar de entender las intenciones de Vanessa.
—Yo… —Mariah intentó hablar, pero