Capítulo 65
Con el rabillo del ojo, Sofía distinguió el borde de una prenda familiar.

Era Daniel.

«¿Todavía no se ha ido?»

Daniel, al notar que Sofía lo había visto, dejó que el rencor en su mirada se intensificara. Irrumpió desde el rincón donde estaba y se plantó frente a ellos.

Una sonrisa irónica se dibujó en los labios de Sofía.

—Vaya, vaya, ¿no es el mismísimo Daniel Mendoza que salió huyendo del salón hace un rato?

—¡Sofía, maldita infeliz, no te creas tanto!

Daniel fulminó con la mirada a Alejandro, que estaba junto a ella.

«Estar frente a él de nuevo... Todavía me impresiona esa presencia tan imponente que tiene.»

Daniel sintió una punzada de temor, pero apretó la mandíbula y dijo:

—No es más que un mantenido que te conseguiste. ¿De verdad crees que con eso puedes hacerle frente a mi familia?

—Mientras sigan en Monterrey, estarán en peligro. ¡Vamos a ver quién ríe al último!

La mirada de Sofía se endureció.

—Pues te digo exactamente lo mismo.

En ese instante, lo miraba como si fuera un po
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