La noticia tomó a Alejandro por sorpresa. ¿Cómo era posible que Sofía no estuviera acompañando a Lorena en un momento así?
Si ese era el caso, solo cabían dos explicaciones: o Sofía no sabía nada de lo ocurrido con su madre, o ella era la causa de todo.
Clavó la vista en su celular, absorto en sus pensamientos. Fuera cual fuera la razón, su único deseo en ese momento era estar junto a Sofía lo antes posible.
Sabía que ella lo necesitaba. No iba a permitir que enfrentara esto sola.
Con eso en mente, le marcó. Sin embargo, nadie contestó.
El sonido de la llamada cortándose le provocó un mal presentimiento. Él sabía lo que eso podía significar.
Se puso de pie de un salto.
—Prepara el auto. Voy a Inmobiliaria Panorama.
—Sí, señor.
Raúl, sorprendido por el arrebato, solo tardó un segundo en comprender. Sabía que era inútil intentar detener a su jefe. Oponerse solo les haría perder un tiempo valioso, así que lo mejor era obedecer.
—Señor, ¿quiere que lo acompañe?
Alejandro hizo una pausa jus