De lo contrario, no habría dejado que Jimena se quedara tanto tiempo en casa de Alejandro.
Él era su mejor amigo. Si ellos dos llegaban a estar juntos, los beneficios superarían con creces las desventajas.
Al final, Javier se decidió.
—Te voy a ayudar. Eres mi hermana, ¿a quién más voy a ayudar si no es a ti?
Al escuchar eso, ella sonrió con un toque de dulzura maliciosa.
—Ay, sabía que eras el mejor hermano del mundo. En serio, tú eres el único que se ha preocupado por mí todos estos años.
Javier también se sintió conmovido.
—Creciste pegada a mí. Si no me preocupo por ti, ¿por quién lo haría?
Jimena no dijo nada, pero la felicidad que se reflejaba en su mirada era sincera.
Sentía un apego genuino por su hermano.
«Si puedo usarlo para deshacerme de Sofía, ¿no sería todo mucho más fácil?»
—Pero al menos dime quién es esa persona con la que te metiste.
La mirada de ella se volvió seria.
—De eso no te preocupes. Tú solo tienes que saber que esa mujer se metió con tu hermanita y ya.
Si no