Incluso recurrió a las mismas tácticas que usaría contra un rival en los negocios. No mostraba la más mínima piedad.
La mirada de Eduardo se clavó en el celular de Sofía, con las pupilas contraídas por la rabia.
—¡Eres una desgraciada! ¡Una sucia! ¡Te la pasas con trucos rastreros!
No podía creer que Sofía lo hubiera grabado. Siempre lograba tomarlo por sorpresa. Aunque ya conocía esa clase de jugadas, volver a ser la víctima lo hizo sentir fatal.
La expresión de Sofía denotaba curiosidad.
—En la guerra todo se vale, ¿no lo sabías? Además, para tratar con gente como tú, ¿crees que me voy a andar con delicadezas?
Sofía lo recorrió con una mirada despectiva. Le sorprendía que ese tipo pudiera decir semejantes insultos delante de Valeria y de toda esa gente. ¿No era que le importaba tanto su reputación? ¿Ya no le importaba quedar bien?
Eduardo apretó los puños.
—¿Te quieres meter conmigo?
Justo cuando dio un par de pasos hacia ella, Valeria gritó:
—¡Basta ya!
Sofía y Eduardo se giraron pa