88: No es una despedida.
Elian.
Regresamos a la vía después de que empaco lo necesario en un bolso.
—Vecino. —Toqué la puerta del hombre que siempre me ha coqueteado.
Él salió con una media sonrisa, y abrió sus ojos sorprendido ante mi presencia.
—¿Podría cuidar a mi gata hasta que vuelva? No está en casa, seguramente no tarda en regresar, querrá entrar por la puerta porque la ventana está cerrada y...
Él se inclinó hasta mi y me dio un beso de pico en la mejilla antes de que pudiese apartarme.
—D-de acuerdo... gracias.
Fue un momento demasiado incómodo. Sobretodo porque, por supuesto, las hombres no me interesan sexualmente. Y además, vivo por los únicos labios que quiero ser besado, por los de mi pequeña Ámbar.
—Estamos listos —le digo a Carly.
Durante el recorrido todo ha sido silencioso. Ambos estamos ansiosos y ella tal vez asustada por esto. Pero debemos hacerlo. Una vez que Darwin Baker regrese con Ámbar a la ciudad no podremos hacerlo, allí no es seguro, así que estoy seguro de que esto realmente va a