Epílogo.
Ámbar.
—Para algunas personas, recordar el punto medio en sus vidas es casi imposible; todos pensamos en los momentos muy felices, esos que te marcan el alma, al igual que los tristes, pero no solemos recordar el punto medio, esa temporada en donde se está triste, pero se está completo, en donde partimos desde nuestro medio a un “desde cero”.
—No estoy entendiendo nada, mamá —señala David Elian levantándose de mis piernas, haciendo luego un puchero—. Creo que estoy muy pequeño para entender ¿no crees? Además, las historias de drama me aburren.
—¿Cómo que te aburren eh? —Suelto una risita.
—Es que ya he escuchado muchas… —Y lo dice con desgano—. Prefiero una de comedía o acción ¿pero puedes contarla después? —cuestiona viendo con un brillo en sus ojos la lluvia afuera—. Por fis, ¿sí?
Ante su ocurrencia le revuelvo el cabello y noto cómo se aleja para ir a jugar con las que consideramos sus primas al jardín, pero antes, justo antes, me da un beso en la mejilla, uno sonoro, que me llena e