8. Elígeme a mí
—¿Está segura de que es efectiva? —preguntó Beth, nerviosa.
La dependienta pareció dudar un poco.
—Bueno, como todos los métodos, tienen su margen de error; y ese es solo de emergencia. Estoy segura de que un médico le puede explixar mejor que yo, perdón —dijo con una expresión de disculpa.
Ella asintió y salió de la farmacia.
A la mañana siguiente simplemente salió huyendo en cuanto tuvo oportunidad. No tenía ganas de ver a su marido. Pero sobretodo, a su cuñado.
Se subió al carro, y manejó a su nueva casa. Ya estaba estacionado el carro de alguien más, así que se estacionó a un lado y entro en la casa.
—Señora Grey, está aquí su invitado —le aviso su ama de llaves.
Beth sonrió y se dirigió a la sala. Ahí estaba un hombre joven de casi treinta años, esperándola.
—Hola, MinHyuk, qué gusto me da verte —lo saludó.
Él le tendió la mano.
—Un placer volver a verte, Annabeth. Estoy feliz de verte tan bien.
El hombre coreano mantenía el rostro serio, pero afable. Sabía que así era él.
—¿Crees