Conforme avanzaban hacia el interior de aquel hermoso e increíble lugar su padre solo le apretó la mano por lo que ella volteó a verlo. En su inocencia y dulzura al notarlo sonriente al verle la genuina impresión y felicidad la joven se convencía de que debía continuar que tenía que hacerlo por ese hombre que le había dado una vida digna pero también llena de lujos.
Una vida a la que muy pocas personas tenían acceso pero que ella sí tuvo, había conseguido grandes recompensas en la misma Y en aquel espacio parecía confirmarse que podría si lo hacía bien continuar con ese estilo incluso mejorado.
Sobre su hombro buscó a sus hermanos a su madre y todos de diferentes maneras parecían anonadados por lo que estaban viendo. Aquello que moris continuaba tildando como el palacio de Melisa una idea que a más de uno le causaba una incomodidad profunda.
Y no exactamente por la seguridad de la joven sino por celos, por esa envidia que de pronto al comprender que sí que siendo la esposa de aq