19. Aceptando una realidad que no cometí.
Kamila
Mis ojos se ensancharon. Sentí que el aire me faltaba mientras leía el documento. Me tapé la boca, horrorizada. Esto no era lo que yo había firmado. Recuerdo perfectamente que en aquel entonces sólo vi un pagaré, una solicitud de donación para el orfanato y un donativo para Viktor. Sí, era mucho dinero, muchos rublos... pero no decía nada de esto.
En mis manos estaba ahora un papel que decía otra cosa: un acta de divorcio con mi firma estampada... ¡una firma que yo jamás habría puesto para tal fin! Y no sólo eso, también decía que yo me casaría con el señor Bianchi para que mi hermano, fuera liberado por cualquier acusación qué se le ha sometido.
¡Esto era una vil mentira!
—¡¿Qué es esto?! —exclamé, con la voz quebrada—. ¡Esto es una trampa! ¡Una maldita trampa!
Sentía la garganta cerrarse. El corazón me latía con fuerza. Me volví hacia mí suegra, ella se notaba confundida y furiosa.
—¡Kamila, habla! ¡Por Dios, habla! ¿Qué te dijo ese hombre? ¿Qué hiciste?
—Por favor... no me g