En la tarde un gran despliegue de seguridad se montó en la empresa, poco a poco fueron llegando los empresarios que deseaban cancelar sus contratos, así como varios medios de comunicación, entre tanto Gonzalo, caminaba de un lado a otro, no estaba de acuerdo con lo que Diana, pensaba hacer que era exponer su vida, su intimidad, ante un grupo de personas que no la iban a comprender.
A la hora indicada, la señora Maldonado, apareció caminando hacia la mesa en donde los micrófonos estaban listos, su imponente figura, y aquel andar tan elegante y a la vez sensual dejó sin aliento a varios caballeros, muchos murmuraban al ver su espectacular figura cubierta con un elegante vestido rojo vino que se amoldaba a su cuerpo como una segunda piel.
Diana tomó asiento, junto a ella, su abogado, el jefe financiero y también la persona encargada de su imagen pública.