Meses después.
New York- Usa.
Isabella corría por los amplios jardines de la mansión Vidal, jugaba feliz con su mejor amiga Katty, mientras esperaba la llegada de sus padres y su hermano recién nacido: Santiago.
Un par de minutos después escuchó el motor de los autos, entonces a toda prisa ingresó por la cocina, y apareció en la sala, esbozó una amplia sonrisa cuando observó a su mamá entrar.
La mirada de Diana se iluminó al ver a su hija, la llamó con la mano para que se acercara y la abrazara con cuidado, pues le dolía la herida de la cesárea que le practicaron.
—Hola mami —expresó con cariño. —¿Puedo conocer a mi hermanito? —indagó con curiosidad.
Queridos lectores, espero hayan disfrutado este libro, en unos días estará disponible el cuarto de la saga, les avisaré en mis redes sociales, estén pendientes.