―Gisel. ―Logan se puso en pie, él no podía creer que ella estuviera ahí frente a él, ¿Cómo era posible? ―Creí que tú…
―Escuché las noticias. ―La mujer se acercó. ―No dudé en venir. ―Lo abrazó con fuerza y aspiró su aroma. ―No pude mantener mi promesa. ―Logan la miró a los ojos una vez se apartó de ella.
―Nunca debiste marcharte. ―Marcos se aclaró la garganta.
―Sí bueno, se me dio la oportunidad y no quería decir no. ―Río. ―Cuéntame, Marcos, ¿Por qué estás tan afligido y furioso?
―No quiero a un loquero, gracias. ―Gisel rio.
―Tan difícil como siempre. ―Rodó los ojos. ―¿Qué hay de Nascar?
―Furioso conmigo. ―Bromeó Logan. ―Dos veces me he lastimado la pierna y dos veces me ha gritado que quedaré en sillas de ruedas permanentemente. ―Rieron. ―Está imposible.
―Los invito a cenar hoy. ―Gisel los miró a ambos. ―Llamaré a Nascar para que se nos una.
―Me parece una buena idea. ―Marcos resopló. ―Necesito despejar la mente o me volveré loco.
―Es hora del almuerzo, ¿Por qué no pedimos algo? ―Loga