— Henry, ¿no es mejor apagar la luz? - le preguntó con timidez acostada en la cama, recostada como él le había indicado contra las grandes almohadas del respaldar, con todo el cuerpo expuesto, temblándole a pesar de hacerse la valiente.
— ¿Por qué si te vestiste tan hermosa y sexy para mí, apagaría la luz? Quiero verte por completo – le respondió, recorriéndola como un pervertido de arriba abajo, mientras se quitaba los zapatos, las medias y el saco del traje.
Se desabrochó el chaleco, los botones del cuello y las mangas de la camisa blanca.
Arrojó el chaleco al sillón junto con el resto de la ropa y avanzó a medio vestir, listo para quitarse el pantalón cuando llegara el momento de la acción.
Eva tragó viendo como se subió a la cama y a través de la camisa se observaba su fuerte pecho desnudo y abajo en el pantalón, el bulto duro era más que evidente.
Henry hacía ejercicios todas las mañanas para ejercitarse y sus músculos flácidos estaban tomando fortaleza y volumen como antes del a